sábado, 15 de septiembre de 2012

Retazo 27.

Dices que eres feliz ¿cierto?
Y presumes de ello ¿correcto?
Entonces ¿para qué cojones te quejas, por qué las lágrimas salen de tus ojos, y lo más importante, para qué sonríes si el alma se destruye por dentro?
Algo no debe de ir bien para que exista esta contrariedad ¿verdad?
Será que aún hay algo que te falta. Algo que anhelas.
Pero si te soy sincero, en realidad lo tienes todo, solo que estás tan ciego que no puedes verlo. Te ciega el egoísmo. Un egoísmo invisible, pero está ahí.
¿Cruel? Para nada. ¿Realidad? Desgraciadamente.

Christina.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Retazo 26.

No soy creyente ni del destino, ni de la casualidad, y mucho menos de las promesas. Tres de estos elementos se les podría relacionar a la perfección con el cristal. Ser creyente del destino, de la casualidad y de las promesas, es como pretender no romper un objeto de cristal. Por mucho que lo intentes, por lo mucho que te esfuerces, por mucho que tengas cuidado, acabará rompiéndose.
El destino se rompe, la casualidad es disolvente, y las promesas acaban destruyéndose.

Los tres acaban conviertiéndose en nada.





 Christina.

Retazo 25.

Somos tan...impulsivos. Somos egoístas, caprichosos, débiles, fuertes, mentirosos, sinceros, compasivos, maduros, crueles, amables, inmaduros, soñadores, negativos, realistas, positivos, comprensivos, indiferentes, malos, buenos, hipócritas, confiables, engañosos, pasionales, fríos, estúpidos, inteligentes, cuidadosos, temerarios, sociables, transparentes, cerrados, antisociales, leales, envidiosos, alegres, rencorosos, valientes, cobardes, independientes, dependientes, previsibles, imprevisibles...

Somos humanos.




  
Christina.

Retazo 24.

Alguien dijo una vez que los recuerdos son como las balas. Que se te incrustan en el corazón y lo hacen sangrar hasta que la herida sane, para después, cuando el tiempo discurra, volver a abrírtela de nuevo. Sin embargo, yo no tengo esta concepción de los recuerdos. Pienso que los recuerdos son como aviones de papel: que vienen y van, que lanzamos en dirección al horizonte para no verlos más pero que más tarde vuelven a nuestras desgastadas manos para recibirlos con una sonrisa, para embriagarnos de la juventud que una vez vivimos, para demostrar lo felices que fuimos en su día. Sí...

Son aviones de papel y tan frágiles como uno.



Christina.