sábado, 13 de octubre de 2012

Retazo 31.

Solían mandarse cartas continuamente, era el único medio para poder comunicarse, puesto que él estaba en la guerra. Ella no solía cansarse de la misma dinámica repetitiva que transcurría todos los días: levantarse, desayunar, caminar hasta correos y comprobar si había una carta para ella. Incluso en invierno salía a la calle, tapada y cabizbaja para ver si había recibido una carta a nombre suyo. Él decía que todo estaba bien, que era duro estar donde estaba, pero lo que siempre le recordaba en letras mayúsculas era lo que deseaba siempre oír: que la quería. Cuán fuerte puede ser un sentimiento para aguantar a un corazón a través de trozos de papel cuyas palabras solo suponían tinta.

Lo irónico de todo eso, fue que al final no se casó con él. Ni siquiera llegaron a vivir juntos. Ni tuvieron hijos juntos. Ella al final se casó con otro, tuvo hijos con otro, y vivió con otro. Porque la persona que creemos que está destinada a nosotras, realmente no lo está. Pasarán mil caras por nuestros ojos, conoceremos miles de personalidades…

Hasta encontrar la indicada.


Christina.


viernes, 5 de octubre de 2012

Retazo 30.

Los errores, los fallos que te causa la gente dirigidos a ti, esos fallos que provocan el dolor en tu corazón...no debes interpretarlos como decepciones. Son lecciones. Aprendí muchas lecciones de diversas personas que ya no marcan mi día a día. Y si nos disponemos a ser sinceros, te diré que, lo que aprendí de ti, fue que no nos podemos permitir comportarnos con egoísmo. Entender que, si una persona quiere marcharse, hay que dejarla ir. Que el destino ya se encargará del reencuentro o no, son enigmas de la vida  que aún quedan por resolver.

Sólo el recuerdo es el que permanecerá.
Si no es destruido antes. Por supuesto.


Christina.

jueves, 4 de octubre de 2012

Retazo 29.

Crearon alegrías, dibujaron ilusiones, fantaseaban sobre el futuro que forjarían juntos, se defendían mutuamente, reían por las ocurrencias del otro, se abrazaban bajo el silencio de las miradas, hacían promesas a sus corazones.

Pero el tiempo pasa. El verano acabó. Llegó el invierno.

Llegaron las dudas, crearon lágrimas en los ojos del otro, destruyeron ilusiones, dejaron de soñar con un futuro en el que estuviesen al lado del otro, se volvieron independientes, guardianes de sus propios problemas, sin compartirlos, los abrazos comenzaron a disolverse como granos de arena, las promesas se rompían….

La luz entre los dos se apagó.

Christina.


Retazo 28.

Tenemos el poder de crear y destruir. ¿Lo podemos considerar ironía o deberíamos concienciarnos de que este hecho nos produce miedo y esperanzas, luchando una contra la otra en nuestro interior?

Yo lo tengo muy claro. Yo tengo miedo de este poder que el ser humano aún no es capaz de controlar.

¿Sabías que una palabra, que una frase, que lo que se lee o escribe hacia una persona, puede destruir?
Yo tengo miedo a que me destruyan con las palabras. Pero, más aún…

Tengo miedo a que nuestras manos destruyan la vida misma.

Christina.

 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Retazo 27.

Dices que eres feliz ¿cierto?
Y presumes de ello ¿correcto?
Entonces ¿para qué cojones te quejas, por qué las lágrimas salen de tus ojos, y lo más importante, para qué sonríes si el alma se destruye por dentro?
Algo no debe de ir bien para que exista esta contrariedad ¿verdad?
Será que aún hay algo que te falta. Algo que anhelas.
Pero si te soy sincero, en realidad lo tienes todo, solo que estás tan ciego que no puedes verlo. Te ciega el egoísmo. Un egoísmo invisible, pero está ahí.
¿Cruel? Para nada. ¿Realidad? Desgraciadamente.

Christina.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Retazo 26.

No soy creyente ni del destino, ni de la casualidad, y mucho menos de las promesas. Tres de estos elementos se les podría relacionar a la perfección con el cristal. Ser creyente del destino, de la casualidad y de las promesas, es como pretender no romper un objeto de cristal. Por mucho que lo intentes, por lo mucho que te esfuerces, por mucho que tengas cuidado, acabará rompiéndose.
El destino se rompe, la casualidad es disolvente, y las promesas acaban destruyéndose.

Los tres acaban conviertiéndose en nada.





 Christina.

Retazo 25.

Somos tan...impulsivos. Somos egoístas, caprichosos, débiles, fuertes, mentirosos, sinceros, compasivos, maduros, crueles, amables, inmaduros, soñadores, negativos, realistas, positivos, comprensivos, indiferentes, malos, buenos, hipócritas, confiables, engañosos, pasionales, fríos, estúpidos, inteligentes, cuidadosos, temerarios, sociables, transparentes, cerrados, antisociales, leales, envidiosos, alegres, rencorosos, valientes, cobardes, independientes, dependientes, previsibles, imprevisibles...

Somos humanos.




  
Christina.

Retazo 24.

Alguien dijo una vez que los recuerdos son como las balas. Que se te incrustan en el corazón y lo hacen sangrar hasta que la herida sane, para después, cuando el tiempo discurra, volver a abrírtela de nuevo. Sin embargo, yo no tengo esta concepción de los recuerdos. Pienso que los recuerdos son como aviones de papel: que vienen y van, que lanzamos en dirección al horizonte para no verlos más pero que más tarde vuelven a nuestras desgastadas manos para recibirlos con una sonrisa, para embriagarnos de la juventud que una vez vivimos, para demostrar lo felices que fuimos en su día. Sí...

Son aviones de papel y tan frágiles como uno.



Christina.


martes, 24 de julio de 2012

Retazo 23.

Su mirada despiadada se clavó en su rostro como dos largas cuchillas cuyo filo podría atravesar la más dura barrera que jamás podría haberse construido. Se quedó sin aliento, el inmortal que se 
encontraba frente a sus ojos sonrió.

-Tú no estás llorando por su pérdida. Lloras porque tienes miedo de quedarte solo. Y ese es el peor sentimiento que has podido sentir después de su muerte.

Qué lástima que los seres humanos seáis tan egoístas.


Please don’t cry. by ~riysse on deviantART on We Heart It. http://weheartit.com/entry/32750219



























Christina.

viernes, 16 de marzo de 2012

Retazo 22.

Las hojas de los árboles caían una tras de otra, anunciando la llegada del otoño. Su color verde había muerto con el paso del resto de las estaciones. El viento, frío pero suave, las balanceaba en un intento de que su llegada al suelo, no fuera tan doloroso. Ella permanecía bajo uno de ellos. Era un  árbol desnudo, sin ninguna hoja que pudiera protegerle, débil. La joven se abrazaba cada vez más a su abrigo, hasta que escuchó una voz que pronunció su nombre, y le vió a él. El encuentro, fue como uno de muchos más que habían tenido. El nerviosismo se presentaba en sus bocas a la hora de hablar, los ojos de vez en cuando se desviaban hacia otro lado, y los deseos que se repetían en las mentes del otro, eran de poder conseguir alzar la mano y entrelazar sus dedos para no separarse nunca más. Pero ninguna de esas cosas había pasado. Ella simplemente, no hizo intentos vanos de evitar su mirada. Le miró directamente a los ojos. Sonreía. Pero no era la sonrisa de siempre. Y él lo entendió de inmediato. Sus brazos se alzaron y rodearon su delicado y pequeño cuerpo, al menos en comparación con el suyo propio. Ella dejó de sonreír. Lágrimas cayeron de sus ojos.


Ahora, ella era el árbol desnudo.
Sus lágrimas eran las hojas muertas del árbol.
Su tristeza era el otoño. 



                                                                         Christina.

jueves, 8 de marzo de 2012

Retazo 21.

La luz que desprendía la lámpara estaba casi extinguiéndose. La bombilla parpadeaba, estaba a punto de morirse. Pero siempre podría cambiarla por otra, pero ese problema tan diminuto no le preocupó  lo más mínimo. Sus ojos de un marrón oscuro, similar a la corteza de un árbol escondido entres muchos más árboles de las montañas, se mantenían fijo en un trozo de papel. Los sonidos que se producían en su casa apenas eran perceptibles para él. Al menos, no en ese instante. Sostenía un bolígrafo.


Estaba escribiendo una carta. ¿Y para qué estaba haciendo tal cosa?
Con los tiempos que estaban corriendo ahora, podía escribir perfectamente un mail. Un mensaje de texto por el móvil. Hacer una llamada. Las redes sociales. Podían optar por millones de opciones. Pero él, elegía una carta.


Pretendía que su alma quedase encerrada en cada letra que escribía. En las teclas de un odenador, su alma no podía reflejarse. Pero en palabras escritas de su puño, sí. Ansiaba que ella le recordarse. Si esa carta le llegaba, ella le recordaría. Porque a veces, no sirve solo la simple  imagen de una persona. Las imágenes, al fin y al cabo, terminan por deteriorarse. El tiempo es el causante de tal acto. El tiempo es el juez de nuestra memoria, hace cambiar a las personas, tanto en aspecto como en el corazón, van evolucionando.


Por ello, allí estaba.
Allí estaba para mandar su alma a un destino lejos de su alcance.
Allí estaba para vivir en sus recuerdos eternamente.
Allí estaba, escribiendo su corazón.



                                                                             Christina.

viernes, 2 de marzo de 2012

Retazo 20.

Tus ojos se quedan observando fijamente al cielo. No te recibe una mañana gris y desoladora, el azul y las nubes dispersas te abren paso y los rayos del sol atraviesan los cristales de tu ventana,  llegando  hasta tu piel, acariciándola y transmitiéndote calor. Pero apenas lo notas, no es ese tipo de calor que necesitas. No te apartas, te quedas allí, perdiéndose tu mirada carente de brillo hacia el horizonte, tus oídos en  los sonidos del tráfico, de la rutina, de las personas hablando, y de las gaviotas surcando tu casa. No estás allí, tu cuerpo por ahora se ha convertido en un  recipiente, es un muñeco que no es capaz de moverse. Tu mente se ha ido desde hace días, tu alma está encogida, y el tiempo pasa sobre ti tan lentamente, que ni apenas te has dado cuenta. Tus labios empiezan a resecarse, tus ojos solo parpadean cuando lo necesitan.

Estás ausente.



                                                                              Christina.

martes, 28 de febrero de 2012

Retazo 19.

Se dirige a la estación de guaguas, se sienta a esperar, se coloca los cascos que son más grandes que ella en sus oídos. Se impregna de música, la letra fluye, tararea sin darse cuenta. Observa a personas caminar, unas con prisa, otras saboreando la existencia del tiempo, unas pocas intentando ganarse un duro, alegando de que es para darle de cenar a su familia. Gente que ignora, gente que escucha, gente que te echa un vistazo, gente que no sabe cada paso que da. Mujeres que zarandean a sus hijos para que caminen, hombres que gritan a distancia, unos que charlan, otras que comentan que el novio las dejó, unas críticas insensibles, opiniones elaboradas. El sonido del arranque, formulación de preguntas sobre la hora de salida de cada transporte, diferentes idiomas, ruedas de maletas, gente que ríe, gente que abraza, gente que se despide.
Historias diferentes, convivencia en un mismo ambiente, una simple observadora.

Christina.

lunes, 27 de febrero de 2012

Retazo 18.

Nubes grises cubren el cielo. El mar parece estar en calma, pero está muerto por el invierno. Es frío y distante. Los movimientos del baile de las aguas marinas se acercan tímidamente a la orilla, creando una orquesta de la naturaleza. La salitre se pega a las paredes de las casas amontonadas en los riscos, las gaviotas vuelan vigilando la playa. Una joven va aproximándose con un vestido blanco, sus pies pálidos y finos acarician la arena negra. Se sienta cerca de la orilla tras dejar unas huellas de las cuales es consciente que la marea se va a encargar de borrar. Nadie sospecharía que había estado allí. Nadie se daría cuenta de su presencia, que había dejado parte de su ser en aquella arena mojada, cuya huella se había quedado marcada. El mar lo borraba todo.

Debemos ser como el mar. Ser ligeros y tranquilos como esa agua salada, y borrar todas las huellas de nuestros errores. Aprender primero de ellos cuando estamos a punto de pisar....

Y después, disolverlos como los granos de la arena.








                                                                      Christina.



domingo, 26 de febrero de 2012

Retazo 17.

Dicen que la adolescencia es una etapa muy difícil. La edad en la que todo nos afecta. En un principio, ella no creía que eso fuese posible, que los adultos exageraban. Pero a medida que iba creciendo, lo comprobó. Los problemas a esa edad eran una tontería, pero significaban un mundo para cada uno. Lloraban, gritaban, y se ponían de mal humor y apenas conseguían a alguien que les entendiera, solo a otro adolescente que pudiera compartir lo mismo. Se pasan media vida quejándose por problemas, y creen que todo lo peor, les ocurre a ellos.

Pero entonces, el otro día, mientras ella caminaba por las calles, la vio.
Una chica exactamente igual que ella. Menos que tenía una mirada cansada, de piel pálida, con la cabeza cubierta por un simple pañuelo y con una pequeña sonrisa en sus labios.

Ella se había quejado media vida por problemas, por amigos, por novios, por familia.
Aquella chica había sonreído media vida por disfrutarla, sin quejarse ni un momento de su gran y único problema.
No poder vivir lo suficiente.




                                                                            Christina.

Retazo 16.

Hablemos del sentimiento o sensación llamado impotencia. Se le domina a ese instante en el que tus ojos echan lágrimas que arden, arrastrándose lentamente por tus mejillas como si quisieran arrancarte la piel a cachos, a ese momento en el que tu voz se extingue porque no es capaz de salir, a ese segundo en el que te muerdes la lengua para no gritar, y a ese mierda de día en el que deseaste poder hacer algo pero que no conseguiste llevar a cabo debido a una serie de factores que te detuvieron, lanzando maldiciones por lo bajo para así sentirte un poco mejor.

                                                                                 Christina.

Retazo 15.

Cada persona tiene algo especial. Sus acciones, sus gestos, sus risas, sus formas de llorar, sus formas de decirle te quiero a otras, sus cabreos, sus locuras, los modos de caminar, las maneras que utilizan a la hora de mirar a otros, sus formas de insultar a alguien, de abrazar, de proteger, de animar, de afrontar los problemas, de sonreír…

Cada uno crea lo propio. Y si lo que tú mismo has creado, le llegase a gustar a otra persona, no puedes plantearte lo siguiente: Si yo no existiera, le gustaría alguien diferente.
No. ¿Por qué?

Por eso mismo. Porque eres diferente y lo que tienes tú, no lo puede tener nadie más.
Porque es especial.

       
                                                                          Christina.

Retazo 14.

Desde el día en el que el cuerpo inerte de su hijo volvió de la guerra, lo único en lo que se centró, fue crear un gran reloj. Cuando llegó el momento esperado de su inauguración ante todo el pueblo, el silencio reinó entre ellos. No se trataba de un reloj normal. Iba hacia atrás.
Al principio todos creyeron que se había equivocado.

-¡Señor, ese reloj va hacia atrás!

-He hecho que ande así, para que los chicos que fueron a la guerra puedan volver a casa. A casa para labrar, trabajar, tener hijos, para vivir vidas largas y plenas. Tal vez mi propio hijo regrese a casa.


Pero ninguno volvió, ni siquiera su hijo, y él acabó muriéndose de la pena.



De la película: El caso curioso de Benjamin Button.

Retazo 13.

-Me gustaría poder hablar como tú-dijo.-Todo lo que dices, las palabras que eliges son perfectas. Siempre encuentras la cita adecuada, o la frase correcta para que yo pueda creer que me quieres. Si no puedo convencerte de que nunca te abandonaré…
-Repítelo, simplemente.
-Nunca te abandonaré.


Cazadores de Sombras.
       Cassandra Clare.

Retazo 12.

-Espero que puedan hablar sin pelearse.
-Pero si las peleas son excelentes. Eso significa que son conscientes el uno del otro. Lo que más temía él era la indiferencia.





 De la serie Fruits Basket.

sábado, 25 de febrero de 2012

Retazo 11.

-¿Quiere usted vivir?

Quise responder pero no encontré palabras. Me di cuenta de que se me hacía un nudo en la garganta y los ojos se me llenaban de lágrimas. No había comprendido hasta entonces lo mucho que ansiaba seguir respirando, seguir abriendo los ojos cada mañana y poder salir a la calle para pisar las piedras y ver el cielo y, sobre todo, seguir recordando.

Asentí.


El Juego del Ángel.
     Carlos Ruiz Zafón.

Retazo 10.

Te maldices a ti misma, una y otra vez, pensando en esa frase que todo el mundo te ha ido repitiendo desde que tienes uso de razón.
Porque piensas que ser demasiado buena con la gente a veces no es tan positivo como creías pensar, puesto que notas como te van comiendo viva a medida que creces. Pero, sin embargo, sabes que realmente, quizás sí que tenga algo positivo de verdad. Que ser buena tiene su recompensa. Y la tiene, la tiene. Probablemente la recompensa sean las sonrisas de los otros. Pero...

¿Hasta qué cierto punto podrás aguantar solo con las sonrisas de los demás?
¿Acaso no puedes detenerte y pensar un poco en ti misma?
¿O tienes que sacrificarte por los demás, mantenerte quieta y dejar que hagan contigo lo que quieran?
Ni un extremo ni el otro. Dedícate a crear sonrisas, pero no te olvides que te las crean a ti también.



Christina.

Retazo 9.

-¿Y usted no tiene problemas?
-¿Debería de recordarle quién es el paciente aquí?
-No evite mi pregunta con otra.
-Yo trabajo para encargarme de sus problemas. No para que usted se encarge de los míos.
-Pues valiente trabajo de mierda.
-Lo sé.

                                                                          
                                                                      Christina.

Retazo 8.

El alma es como una burbuja de cristal. Como una pequeña esfera de cristal cuyo recipiente es el cuerpo de la persona que la porta. Millones de burbujas de cristal habitan en este mundo. Pero cada burbuja tiene propiedades diferentes.

Algunas, su cristal es tan fuerte que ni el huracán más grande podría llegar a romperlo. Un cristal grueso, una barrera indestructible, un alma que se ha ido arrastrando al ras del suelo ante la lluvia de problemas y dificultades por las que ha tenido que pasar, pero que sin embargo, se alza como un fénix que resurge de sus cenizas. Luego, están aquellas burbujas cuyo cristal, que con tan solo tocarlo o darle con un leve movimiento de nudillo, pueden romperse en mil pedazos. Un cristal frágil, delgado, una barrera mal construida, un alma humillada que no es capaz de enfrentarse a nada, ni a nadie.
A pesar de eso, ambas sufren muchísimo. Las burbujas cuyo cristal es más duro que la fría roca, son las que sufren en silencio, las que nadan en un lago profundo cuyas aguas las arrastran hacia dentro, que viajan solas, que no son dependientes.

Las burbujas cuyo cristal es más frágil que una hoja al caerse durante el otoño, nadan sobre la superficie, viajan acompañadas de otras burbujas, pero son muy dependientes y se extinguen con extrema facilidad. Se convierten en pequeñas gotas de agua, su cristal se disuelve, y nunca son capaces de reponerse.

Por lo tanto, quiero proteger a todas estas almas. Quiero proteger a las almas que están a mi alrededor, las almas de las personas que quiero.
Quiero tener sus burbujas de cristal en mis brazos.

Christina.

Retazo 7.

''No quería poner en duda sus palabras, pero sólo oyéndole hablar de ella no le cabía la menor duda de que aquella chica era lo que el pobre Martín más quería en aquel mundo, probablemente la única cosa que lo mantenía vivo en aquel pozo de miseria.''


El Prisionero del Cielo.
    Carlos Ruiz Zafón.

Retazo 6.

Sospechaba de antemano que el ser humano, desgraciadamente, tendía a ser un poco egoísta en determinados momentos de su corta y única existencia. Esto era debido a que la perfección no existía en nosotros. Y nunca existiría. Eso se trataba de un hecho inevitable.

Sin embargo, lo que sí sabemos todos, es que el egoísmo puede reducirse. Dejar de lado el pronombre ''yo'' y dar paso al ''ellos''.
Porque siempre podremos pensar en nosotros mismos por una vez en la vida que nos queda. No es pecado capital.

Pero no es tan difícil ponerse en el lugar de la persona que tienes en frente, no es tan difícil ser ella o él alguna vez, no es tan difícil pensar en si quizás tú también has sido la que provocó el problema, y no es tan difícil detener tu mente aunque sea un instante y que reflexiones en tus errores y en el daño que causaron tus palabras en ese maldito instante.
Solo es cuestión de reflexionar y abrir un poco los ojos.

Christina.

Retazo 5.



Problemas.

Los problemas son finos cuchillos que acaban resquebrajando el alma y el cuerpo de la persona. La persona, al igual que un espejo, acaba rompiéndose a trozos, y los va perdiendo mientras intenta avanzar en el camino de la vida. Pero, lo que esta desconoce, es que esos trozos terminan por perder su forma de ser incluso. Y eso no sabemos si definirlo como pena. Un alma no está destinada a ser torturada con problemas. El alma se nos la concedió para disfrutar de ella.
Si puedes ser feliz, porque lo eres aunque tú no lo sepas, no destruyas tu propia alma por gusto.
Muchos que no consiguieron vivir están esperando por poseer una.
Y tú, que vives, la estás malgastando con eso.
Pensad un poco, conseguid otra perspectiva.
Reaccionad.






                                                                 Christina.

Retazo 4.

Creía que lo mío era un excesivo masoquismo por arrastrarme hacia aquellos recuerdos que parecían que ahora no tenían ningún sentido alguno para nosotros. Sin embargo, para mí si que lo tenía todavía. Y me preguntaba millones de veces escondido en la oscuridad de mi cuarto, en aquella habitación cuadriculada y excesivamente pequeña, qué habíamos hecho mal, porqué nuestras cartas con la que habíamos jugado en nuestra vida se habían roto como un cristal fino y demasiado frágil y porqué sentía que una parte de mí seguía incompleta.

Es culpa mía, pensé. Tenía que haberme mentalizado en que cuando fuéramos mayores ya no nos conoceríamos, y que algún día nos cruzaríamos por la calle y no se acordarían ni siquiera de mi nombre.
Pero mis esperanzas seguían algo moribundas y aún tenían ganas de vivir.


Y aquí estoy, esperando a que suceda un milagro.

Christina.

Retazo 3.

Si hubiera tenido la edad de una chiquilla adolescente de exactamente dieciocho años de edad, habría soltado lágrimas, millones de lágrimas. Hubiese dejado que el mundo entero se hubiera caído a mis pies. Sin embargo, la mujer de treinta y dos años que era actualmente, no hizo nada de eso. Una sencilla sonrisa atisba en mis finos labios.


Christina.

Retazo 2.

No quería admitirlo, y quizás cuando pase el tiempo, seguiré sin hacerlo, pero yo era bastante consciente en mis adentros de que a pesar de todo, tenía miedo. Era pequeño, muy pequeño, sin embargo este tenía tanta fuerza, que me oprimía el corazón y me hacía crear imágenes en mi cabeza que no eran reales.
Por suerte, soy humana, y no soy la única que siente eso.
Por suerte, el miedo solo es transitorio.



Christina.

Retazo 1.

Tenemos que pensar antes de actuar. Es una frase que todo el mundo a estas alturas de la vida sabe. Y los que no lo saben, deberían saberlo.
Sin embargo, aunque las personas sean conscientes de esta frase, la mayoría tiende a no cumplirla, o en su defecto, a olvidarla. Desgraciadamente, el ser humano es olvidadizo por naturaleza. Pero no es excusa.

No utilices palabras que a ti no te gustarían que te dijeran. No utilices tonos despectivos. No te dejes llevar por lo que te haya pasado ayer, hoy, mañana, o pasado mañana. No uses tonos malos o frases carentes de amabilidad con aquella persona que quieres, ya sea amiga, pareja, o familiar, solo porque te haya sucedido algo malo, o porque no tengas un buen día. Porque esas personas, probablemente te han estado ayudando durante mucho tiempo. No es justo que hagas eso. No seas egoísta. Colócate en situaciones de otros, en cómo podrían sentirse. Reflexiona. Tranquilízate. Piensa. Respira.

PD: No es válido guardarse las cosas, pero tampoco desatar un río desbordado de emociones, de tal manera que puedas dañar a alguien.


Christina.

El Comienzo del sueño.

¡Hola! Bueno, este blog ha sido creado por propio entretenimiento. Soy Ichiko Walker, -Cristina para otros.- y he hecho Retazos de un sueño porque creo que este título le viene muy bien a mi objetivo. ¿Qué cuál es? Convertirme en escritora. Y ese es mi sueño. Publicaré aquí partes de fragmentos escritos por mí, y también voy a alternar con fragmentos de  libros que me  encantan, de los cuales, pondré el nombre del autor y libro debajo. Pero en los que ponga abajo Ichiko, o por defecto, Christina, quiere decir que son míos, que los he escrito yo misma.

Espero que, para los pocos que lean este blog, les guste las letras de una vida misma.

Se despide:
Ichiko.