sábado, 13 de octubre de 2012

Retazo 31.

Solían mandarse cartas continuamente, era el único medio para poder comunicarse, puesto que él estaba en la guerra. Ella no solía cansarse de la misma dinámica repetitiva que transcurría todos los días: levantarse, desayunar, caminar hasta correos y comprobar si había una carta para ella. Incluso en invierno salía a la calle, tapada y cabizbaja para ver si había recibido una carta a nombre suyo. Él decía que todo estaba bien, que era duro estar donde estaba, pero lo que siempre le recordaba en letras mayúsculas era lo que deseaba siempre oír: que la quería. Cuán fuerte puede ser un sentimiento para aguantar a un corazón a través de trozos de papel cuyas palabras solo suponían tinta.

Lo irónico de todo eso, fue que al final no se casó con él. Ni siquiera llegaron a vivir juntos. Ni tuvieron hijos juntos. Ella al final se casó con otro, tuvo hijos con otro, y vivió con otro. Porque la persona que creemos que está destinada a nosotras, realmente no lo está. Pasarán mil caras por nuestros ojos, conoceremos miles de personalidades…

Hasta encontrar la indicada.


Christina.


viernes, 5 de octubre de 2012

Retazo 30.

Los errores, los fallos que te causa la gente dirigidos a ti, esos fallos que provocan el dolor en tu corazón...no debes interpretarlos como decepciones. Son lecciones. Aprendí muchas lecciones de diversas personas que ya no marcan mi día a día. Y si nos disponemos a ser sinceros, te diré que, lo que aprendí de ti, fue que no nos podemos permitir comportarnos con egoísmo. Entender que, si una persona quiere marcharse, hay que dejarla ir. Que el destino ya se encargará del reencuentro o no, son enigmas de la vida  que aún quedan por resolver.

Sólo el recuerdo es el que permanecerá.
Si no es destruido antes. Por supuesto.


Christina.

jueves, 4 de octubre de 2012

Retazo 29.

Crearon alegrías, dibujaron ilusiones, fantaseaban sobre el futuro que forjarían juntos, se defendían mutuamente, reían por las ocurrencias del otro, se abrazaban bajo el silencio de las miradas, hacían promesas a sus corazones.

Pero el tiempo pasa. El verano acabó. Llegó el invierno.

Llegaron las dudas, crearon lágrimas en los ojos del otro, destruyeron ilusiones, dejaron de soñar con un futuro en el que estuviesen al lado del otro, se volvieron independientes, guardianes de sus propios problemas, sin compartirlos, los abrazos comenzaron a disolverse como granos de arena, las promesas se rompían….

La luz entre los dos se apagó.

Christina.


Retazo 28.

Tenemos el poder de crear y destruir. ¿Lo podemos considerar ironía o deberíamos concienciarnos de que este hecho nos produce miedo y esperanzas, luchando una contra la otra en nuestro interior?

Yo lo tengo muy claro. Yo tengo miedo de este poder que el ser humano aún no es capaz de controlar.

¿Sabías que una palabra, que una frase, que lo que se lee o escribe hacia una persona, puede destruir?
Yo tengo miedo a que me destruyan con las palabras. Pero, más aún…

Tengo miedo a que nuestras manos destruyan la vida misma.

Christina.