viernes, 22 de febrero de 2013

Retazo 33.

Nuestro silencio ha terminado por alargarse el tiempo necesario, provocando la ignorancia de las nuevas vidas que hemos tomado. Sin embargo, sigo mirándote en ese silencio, en calma y sosiego, sin que tú te des cuenta. Tampoco quiero que te des cuenta algún día. Es más, desearía que jamás llegaras a darte cuenta. Aunque, a veces, sé que tú también me miras, con demasiado disimulo para no delatarte, pero sé que lo haces. No importa si por miedo, odio o inseguridad, no te atrevas a acercarte a mí. Si te soy sincera, yo he dudado muchas veces. Unos días he pensado en gritar tu nombre tan fuerte para que gires tu rostro hacia mí y dedicarte la mejor de mis sonrisas, hacerte sentir esa seguridad que ya perdiste conmigo, tenderte la mano para que no tengas miedo. Pero otras, otras ocasiones me escondo y sigo caminando, sigo dejándote atrás, pero me detengo, y me formulo millones de preguntas cuyas respuestas solo llegarán cuando pase más tiempo.

¿Cogerás mi mano algún día?






Christina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario