lunes, 27 de febrero de 2012

Retazo 18.

Nubes grises cubren el cielo. El mar parece estar en calma, pero está muerto por el invierno. Es frío y distante. Los movimientos del baile de las aguas marinas se acercan tímidamente a la orilla, creando una orquesta de la naturaleza. La salitre se pega a las paredes de las casas amontonadas en los riscos, las gaviotas vuelan vigilando la playa. Una joven va aproximándose con un vestido blanco, sus pies pálidos y finos acarician la arena negra. Se sienta cerca de la orilla tras dejar unas huellas de las cuales es consciente que la marea se va a encargar de borrar. Nadie sospecharía que había estado allí. Nadie se daría cuenta de su presencia, que había dejado parte de su ser en aquella arena mojada, cuya huella se había quedado marcada. El mar lo borraba todo.

Debemos ser como el mar. Ser ligeros y tranquilos como esa agua salada, y borrar todas las huellas de nuestros errores. Aprender primero de ellos cuando estamos a punto de pisar....

Y después, disolverlos como los granos de la arena.








                                                                      Christina.



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