sábado, 25 de febrero de 2012

Retazo 4.

Creía que lo mío era un excesivo masoquismo por arrastrarme hacia aquellos recuerdos que parecían que ahora no tenían ningún sentido alguno para nosotros. Sin embargo, para mí si que lo tenía todavía. Y me preguntaba millones de veces escondido en la oscuridad de mi cuarto, en aquella habitación cuadriculada y excesivamente pequeña, qué habíamos hecho mal, porqué nuestras cartas con la que habíamos jugado en nuestra vida se habían roto como un cristal fino y demasiado frágil y porqué sentía que una parte de mí seguía incompleta.

Es culpa mía, pensé. Tenía que haberme mentalizado en que cuando fuéramos mayores ya no nos conoceríamos, y que algún día nos cruzaríamos por la calle y no se acordarían ni siquiera de mi nombre.
Pero mis esperanzas seguían algo moribundas y aún tenían ganas de vivir.


Y aquí estoy, esperando a que suceda un milagro.

Christina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario